jueves, 25 de septiembre de 2008

Unasur, hacia el Estado subcontinental


Para estosdías, semanario de Quintana Roo

Como nunca, las naciones sudamericanas parecen acercarse a cierta conjunción de idearios políticos que podría fortalecerlas si decidiesen actuar no ya como un bloque o una alianza multinacional, lo cual de una u otra suerte han hecho los últimos tiempos, sino como un Estado subcontinental que emule —toda proporción guardada— la estructura de lo que es hoy la Unión Europea.

La figura que podría dar forma concreta a esto que parecería el cumplimiento del sueño bolivariano sería la Unión de Naciones Sudamericanas, mejor conocida en medios como Unasur. La semana anterior hemos visto que, a raíz de los disturbios en Bolivia, el presidente Evo Morales promulgó una ley que ratifica el Tratado Constitutivo de dicha Unión, no sin antes expulsar al embajador de los Estados Unidos de su territorio.


El tratado referido, aprobado el 23 de mayo pasado en Brasilia por Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Perú, Paraguay, Surinam, Uruguay y Venezuela, tiene como principios fundamentales el "respeto a la soberanía de los pueblos y a la integración económica humana de cooperación".


El documento de creación de la Unasur prevé la futura creación de un Parlamento Sudamericano, con sede en Cochabamba, Bolivia, lo que aún está sujeto
a negociación y que deberá ser convertido en un Protocolo Adicional por una comisión especial y señala que la Unasur tendrá como bases de sustento las dos principales iniciativas de integración vigentes en la región: el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Comunidad Andina de Naciones (CAN).

Los correspondientes disturbios en Venezuela, los ejercicios militares conjuntos con tropas rusas y la expulsión del embajador estadounidense en Caracas, advierten un debilitamiento de la influencia de Washington en la zona, lo que ha de mirarse a través del cristal de la reciente gira por América de Mahmoud Ahmadinejad, el presidente incómodo de Irán, quien estableció acuerdos con Venezuela, Nicaragua y Cuba, entre otras naciones.


El principal aliado de los Estados Unidos en la zona, el presidente colombiano Álvaro Uribe, es uno de los firmantes de la Unasur y deberá sujetarse a los pronunciamientos y determinaciones conjuntas o renunciar a su pertenencia a la Unasur, lo que ocurra primero si la tensión en la zona se incrementa, sobre todo ahora que el fallido intento de golpe de Estado en Venezuela ha llevado a Chávez a culpar “al Imperio” y ha advertido que la presencia de las tropas rusas en aguas del Caribe es un mensaje dirigido a ellos.


Rusia mientras tanto, se mantiene un tanto al margen, con declaraciones tibias de Dimitri Medvedev, quien ha negado la intención de su país de establecer una base permanente de operaciones militares en el cono sur. El tiempo sigue corriendo.

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