lunes, 3 de enero de 2011

La vida en el envés

Despertar
Por Saulo Tertius

Ahora que lo pienso, despertar nunca me había parecido especialmente interesante. Siempre me puse en pie tan pronto como abrí los ojos, y siempre recordaba todos mis sueños. jamás fue raro, ni siquiera en la lejana infancia cuando me parecía que acababa de acostarme, y ya me llamaban a prepararme para la escuela. No. Despertar era cualquier cosa, lo de siempre.

Esta vez fue distindo. Lo primero que experimenté fue el sabor a sangre en la boca, el dolor en todo el cuerpo y las voces asustadas de gente metida en batas blancas y la urgencia de salvarle la vida. Otra vez los pinchazos, la electricidad golpeando el cuerpo y otra vez la voz de Hades-Mictlantecuthli, pero ya no me reclamaba que Lobo Zacppai engullera las almas dispersas por la Estigia, el Leteo y las otras regiones del Mictlán.

- Bienvenido al mundo brujo... Me saluda Hades y con los ojos casi abiertos, lo veo vestido de verde olivo sin insignias y con una capucha que le oculta el rostro. No, no es Hades, sino Rosalío Pat Guerrero, el siniestro ministro del interior en la República Citlalteca. Me pregunta nombres, habla de una conjura para desestabilizar el Gobierno de Alcibíades Igareda Tezozómoc, me siento cansado, no hay manera de contestarle pues mi mente va desde Luna'la y su traición silente y prolongada, a la aparición de Lobo Zacppai, que ahora es a las claras parte de mí mismo.

La voz femenina que he venido escuchando desde hace día instándome a dejar mi estado de disolución en las orillas de la Estigia, habla con el encapuchado:

-Comandante. El hombre no puede hablar aún, sus patrones cerebrales son muy confusos, no vale la pena insistir. Si se esfuerza podríamos incluso perderlo.

El sueño mastica mis ideas y no sé muy bien quien soy. Lo oigo caminar por la sala percutiendo el piso con sus estopreoles. Abro los ojos como mejor puedo. Se me acerca y estudia mi rostro. Yo trato de enfrentarlo. Aquel encapuchado es el verdadero poder de la República Citlalteca. Se me acerca y me dice pronunciando muy clara y pausadamente:

-Yo me encargaré de que vivas mucho tiempo, pero lo harás en mis jaulas. No tendrás lengua para perorar ni manos para escribir tus necedades. ¿entiendes? La próxima vez que abras los ojos mi promesa estará cumplida, no eres tan brujo como crees. Estas bajo mi poder.

Las batas blancas se mueven de aquí para allá, hablan de instrumnental quirúrgico, de anestesia y ... "nada de anestesia" dice la voz del encapuchado. Reparte órdenes. Algo raro ocurre, ¿me desmayo? el ambiente comienza a oscurecerse, es como si se llenara de humo negro. Al fondo de la sala, recargada contra el muro, aún alcanzo a ver a Ciahuanicté, que apunta su arco hacia mí ¿quiere matarme? No puedo moverme, estoy atado a la cama, no puedo gritar, una gruesa sonda atraviesa mi garganta. El encapuchado grita y se me viene encima.

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